Muchos mienten para ocultar sus verdaderas faltas y también para cubrir las apariencias y el resultado es una catarata de mentiras que sólo terminan cuando se descubre la verdad.
Los cuentos antiguos tenían la doble finalidad de entretener y al mismo tiempo transmitir enseñanzas ancestrales.
Pérdida de credibilidad y desconfianza
Aquél que se acostumbra a mentir enfrenta dos aspectos que son sumamente perjudiciales en sus relaciones interpersonales: de un lado la pérdida de credibilidad entre quienes le rodean, y de otro, la desconfianza que termina por minar todo diálogo.
El rey Salomón recomendó prudencia y medir cuidadosamente el alcance que tienen los embustes. El monarca del pueblo israelita dijo hace siglos: "En las muchas palabras no falta pecado, pero el que refrena sus labios es prudente" (Proverbios 10:19).
Es probable que en su vida haya experimentado las terribles consecuencias que desencadena mentir. Hay quienes lo tienen por hábito mientras que otros acuden a engañar con el propósito de sacar ventaja de alguna situación.
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